RICHARD ALEGRÍA /(OCHO COLUMNAS)
Los viajeros son hombres y mujeres que van al norte del país. Unos van a trabajar a las maquiladoras. Pero un buen número busca el “sueño americano”, entre ellos varios indocumentados.
Las mochilas van repletas. Algunos no piensan volver si no es con suficiente dinero. El espacio para el portaequipajes parece insuficiente. Los viajeros son hombres y mujeres que van al norte del país. Unos van a trabajar a las maquiladoras. Pero un buen número busca el “sueño americano”.
El camión luce impecable. Tras ser lavado y revisado en el taller ubicado en la calle Aceitunas de la colonia Arroyo Grande.
El ayudante madrugó para lavar la unidad. Escuchando canciones de Pedro Infante en una radio difusora, incomodaba a los vecinos desde las 4:00 horas. Así se inspiraba pensando en las películas del inmortal Pepe el Toro, pobre y trabajador como el ayudante del autobús, como los que en unas horas abordarán la unidad rumbo a lo incierto.
El autobús se ha estacionado sobre la 7a. Oriente y 4a. Sur de Tuxtla Gutiérrez. Ahí se encuentra la terminal de transportes Heco Tours, que ofrece viajes de turismo y de placer. Pero los viajeros de esta vez nada tienen de turistas y menos gozan de placer.
Sus rostros se ven serios, duros, algunos tristes. Es que ese camión es un “tijuanero”. La ruta es Tuxtla-Tijuana. Sólo hay viajes los días domingo y miércoles. A León, Guanajuato, hay salidas domingo, lunes, miércoles, viernes y sábado.
Entrevistado uno de los pasajeros, mientras coloca sus maletas en el porta equipaje, dice que va a visitar a sus familiares. Puede ser, lleva poca ropa.
Un grupo de 10 personas lleva mucho equipaje. “Vamos a probar suerte en las maquiladoras de Tijuana. Dicen que se gana bien. Ya un paisano estuvo allá y le fue bien”, dice uno. “Dicen que las cosas son baratas, porque se revende lo que se compra en Estados Unidos a buen precio”, agrega otro.
Recargado sobre la pared de la terminal, se ve serio, triste y hasta temeroso, un joven moreno, alto de pelo crespo. Se ve que es hondureño y así lo confirma. Dice ser Byron “N”, de San Pedro Sula.
Si bien su ciudad es la segunda más poblada sólo después de la capital Tegucigalpa, el trabajo escasea y miles han emigrado.
Byron decidió probar suerte. “El que no arriesga no gana”, dice sabedor de que son muchos los peligros a los que se enfrenta.
Espera no ser asegurado por el Instituto Nacional de Migración en su camino al norte.
El ayudante del autobús mira a Byron. Al ser cuestionado con la pregunta “¿han asegurado los del INM algunos de sus camiones con algún indocumentado?”, el empleado sonríe y dice que no.
Sin embargo, por separado, un agente de Migración dice lo contrario. El elemento federal cuenta que cada semana aseguran al menos un “tijuanero” con extranjeros “sin papeles”.
“Los agarramos en la caseta de Malpasito, pero también los han asegurado nuestros compañeros en Puebla y llegando al norte. Es que el tramo se volvió poroso porque se quitó la volanta de San Cristóbal y de Chiapa de Corzo, lo mismo se había hecho en "La Pochota”, pero se reinstaló, afirma el oficial.
Byron espera tener suerte y pasar desapercibido, pero es una posibilidad en un millón. Pero lo intentará.
Y aunque el resto de viajeros parecen ser chiapanecos, mexicanos, se sienten igual de temerosos que Byron, porque nadie les garantiza que tendrán un buen empleo, techo o comida al menos.
Y el camión parte. Se pierde entre la fila de autos. Y más adelante algunos dormirán, pero otros perderán el sueño, la ilusión, porque la realidad los despertará a la cruel pesadilla. Y la roca firme de certidumbre que esperaban pisar, se tornará arena movediza.
Otras terminales con camiones “tijuaneros” tendrán otras historias, como la ubicada al lado de Heco Tours (4a Sur), como las ubicadas en la 13 Oriente y 6a Sur. Con un slogan de “uniendo fronteras… en una nueva línea”, ofertan viajes al norte del país. Los sueños, cada uno se los teje. Han partido hacia lo incierto.
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