Ni en los tiempos cercanos ni remotos se había registrado un movimiento nacional que desbordara las principales calles de la Ciudad de México, como lo hizo este domingo Andrés Manuel López Obrador, el segundo mandatario con mayor aceptación a nivel mundial.
Más de un millón 200 mil personas siguieron al líder de la Cuarta Transformación, desde el Ángel de la Independencia hasta el Zócalo de la Ciudad de México, acompañado de su gabinete legal y ampliado, y de gobernadores morenistas de todo el país, donde rindió un mensaje con motivo de su Cuarto Informe de Gobierno.
En medio de aquella marea de gente, López Obrador caminó con su liderazgo natural, levantando las manos triunfales para saludar a medio mundo, con una sonrisa decente y con expresiones a todo pulmón como en sus tiempos de activista, y a veces apretujado por la pasión desbordante de los que querían saludarlo.
Es muy posible que esta sea la primera y la última marcha que encabece siendo presidente de México, toda vez que él ha dicho que al terminar su mandato desaparecerá de la esfera mediática, política y social. Se encerrará en su rancho, en Chiapas, estado sureño de México, donde dedicará el resto de sus días a su familia.
En 2013, aun sin ser mandatario federal, marchó con una multitud en contra de las reformas petrolera y eléctrica durante el gobierno de Enrique Peña Nieto. Sin embargo, sus pasos resintieron el peso de sus 69 años, aunque públicamente ha manifestado que se siente como un roble.
Su poder de convocatoria fue más allá de la participación presencial, pues el movimiento fue centro de atención en casi todas las plataformas de noticias nacionales e internacionales, incluso en redes sociales donde millones de mexicanas y mexicanos, le externaron su apoyo.
Ni en el siglo anterior inmediato se había visto tanta fraternidad nacional y afecto a un presidente de México a quien le entregaron flores y le aventaron rosas a su paso, y a quien se acercaron para pedirle un autorretrato. En todo el trayecto se escucharon porras, mariachi, batucadas y cantos en su honor, además se vieron bailes regionales y el colorido de los pueblos originarios.
Esta megamarcha no tiene punto de comparación con la que hizo la oposición que supuestamente defiende el INE. Esta fue una manifestación arrolladora, 120 veces más grande, en promedio, que la del 13 de noviembre.
Quién iba a pensar que aquel hombre nacido en 1953, en una comunidad de Macuspana, Tabasco, al sur de México, después de más de 40 años de ejercicio político, en el término correcto de la palabra político, tanto teórico y como práctico, lograría la revolución de las conciencias, el despertar del pueblo mexicano.
Esta es, señores y señoras, la marcha más grande de la historia de México.
Como escribió José Martí: “Amor con amor se paga”. Así comenzó su discurso del presidente ante la multitud.
댓글