RICHARD ALEGRÍA / (OCHO COLUMNAS)
Hay quienes no distinguen entre los pizarrones verdes de antaño y los bambúes verdes. Utilizan a éstos como objetos para escribir. Así pueden observarse nombres, fechas y hasta dibujos sobre los otrora hermosas plantas, ahora convertidas en adefesios por la mano humana. No se aquilata, no se valora, menos se cuida a la naturaleza. El ser humano está destruyendo su casa, su hábitat. Ni siquiera la reciente celebración del Día Mundial de la Ecología removió conciencias, despertó voluntades... persiste el mal generalizado.
Cada 1 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Ecología, una efeméride muy significativa que trata de concienciar y sensibilizar a las personas acerca de la necesidad de conservar el ambiente y fomentar la práctica de acciones ecológicas que contribuyan a la biodiversidad del planeta.
Con la celebración de este día mundial se rinde homenaje a la ecología como disciplina científica, así como reconocer la labor de los profesionales ecólogos.
"¡Qué! Dice no tocar, no dice no rayar o no grabar", contesta el joven con una risa burlona a quien lo voltea a ver porque está grabando sobre el bambú de corteza verde. Su respuesta es lógica y con cierta razón. Es legalista, farisaica porque en efecto el letrero disuasivo dice no tocar y él no sólo tocó sino rayó y lastimó al árbol. Pero lo que no dice es que también hay un letrero que advierte de no salirse de los andadores y él lo ha hecho. Es un transgresor consuetudinario que busca justificar sus acciones con vacíos legaloides.
El joven temerario es parte de un grupo de visitantes que acaba de entrar al zoológico Miguel Álvarez del Toro (ZooMAT) pagó 35 pesos y cree que con eso tiene derecho a hacer y deshacer con las instalaciones, con las plantas o los animales de el ZooMAT.
Ya antes estuvo molestando a los monos saraguatos, ahora raya y graba sobre los bambúes verdes. Más adelante molestará también a un tapir, a un venado y a un gavilán. Debió llamarse Daniel, le encanta hacer travesuras.
Pero el daño a la ecología no es una simple travesura infantil, es un asunto serio que deviene en daño para el propio infractor y para el resto de la sociedad. Estamos entrelazados, nadie es una isla y lo que se haga o deje de hacer redunda o repercute en beneficio o en perjuicio propio y ajeno. Quizá eso es lo que no termina de entender el ser humano como este joven.
Pensando en este tipo de personas se creó el Día Mundial de la Ecología para hacer conciencia sobre la urgente necesidad de tomar medidas firmes, pero en el ZooMAT no hay esa mano firme, no hay tampoco suficientes personal mucho menos un vigilante designado para recorrer el largo trayecto de 2 km, por eso es que hay quienes provocan estos daños.
La Ecología es una rama de la Biología que estudia las relaciones entre los seres vivos y el entorno que los rodea, esto depende de los elementos que componen el entorno y de los diferentes agentes que intervienen en su estudio.
El término ecología significa "el estudio del hogar", proviene del griego oikos (vivienda, hogar) y logos (estudio).
A través de la Ecología se fomenta la importancia de desarrollar acciones en armonía con el medio ambiente, que favorezcan la biodiversidad del planeta.
La lucha contra la crisis ecológica debe comenzar por enfrentar dos grandes fenómenos: El cambio climático y la erosión que está sufriendo la biodiversidad. Pero para poder entenderlo, es fundamental saber qué es la ecología. Comprender por qué está en crisis y aceptar el desafío de garantizar la protección del medio ambiente.
Ecología es el estudio de las interacciones entre las sociedades humanas y su entorno. Al estudiar estos comportamientos, conocerlos, analizarlos y elegirlo, los seres humanos podremos minimizar nuestro impacto en los ecosistemas. Porque al fin y al cabo son nuestro soporte vital y el de los demás seres vivos con los que compartimos el planeta.
El origen de la ecología no es nuevo. Si bien es cierto que hemos estado experimentando un auge en el uso de este concepto durante los últimos años. Sin embargo, este es un término que proviene del siglo XIX. Ya que fue inventado en 1866 por el biólogo alemán Ernst Haeckel. Y no es casualidad que su nacimiento coincida con el comienzo de la revolución industrial.
El repentino desarrollo de nuestras sociedades ya planteaba interrogantes sobre la sostenibilidad de este nuevo modelo. Con el concepto de ecología, la comunidad científica comenzó, ya en el siglo XIX, a cuestionar la habitabilidad de nuestro planeta. Tomando en cuenta para ello los parámetros que derivasen de la revolución industrial. Día Mundial de la Ecología 2022. O sea que un término puramente científico acabó con el tiempo convirtiéndose en una palabra que hoy conoce y emplea casi cualquier persona en el mundo. Esto sucedió casi un siglo más tarde. Y aconteció gracias a las preocupaciones sociales que surgieron durante las cumbres de Estocolmo, y especialmente la de Río en 1992.
Gestionada por las Naciones Unidas (ONU), la cumbre de Río lanzó un programa global para combatir el cambio climático, la deforestación y el uso de productos tóxicos. A partir de estos hechos, el concepto de ecología ha comenzado a vincularse a las políticas internacionales.
El auge de su utilización es casi simultáneo a la aparición de los conceptos de desarrollo sostenible y biodiversidad, que nacieron en la década de 1980. Teniendo en cuenta el cambio climático y la erosión de la biodiversidad, era de orden que el paso siguiente fuese proteger a la ecología. Es decir, cuidar nuestra casa, ya que el término deriva de las palabras griegas Oikos y logo. Y significa estudio del hogar.
Al día de hoy, vivimos dos grandes crisis ecológicas: la erosión de la biodiversidad y la aceleración del aumento de las temperaturas, que amenazan con poner en peligro la habitabilidad del planeta. Un planeta en el que cíclicamente ha habido períodos de enfriamiento y de calentamiento a nivel global. En la actualidad enfrentamos este segundo escenario, pero agravado por las acciones antropogénicas.
Hoy celebremos a los estudiosos de esa ciencia, siempre dispuestos a defender cada organismo vivo; conocedores y conocedoras del medio ambiente capaces de sopesar los riesgos que entrañan ciertos procesos de producción o fabricación, y avezados en buscar opciones que privilegien el entorno mediante el impulso de estrategias que permitan brindar protección a los ambientes naturales ante la acción humana.
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