Gissel Ruiz.
El Pox es una bebida tradicional y emblemática de México que ha cautivado a visitantes locales y extranjeros por igual, esta inigualable bebida de origen prehispánico tiene una historia fascinante y un sabor único.
El Pox s” origina en la civilización maya, antigua cultura que habitó gran parte de Mesoamérica, sus orígenes se remontan a más de mil años atrás, donde los mayas cultivaban y fermentaban diferentes tipos de maíz para crear una bebida ritualista y sagrada. El Pox era considerado una ofrenda a los dioses y su consumo estaba reservado para momentos especiales como rituales religiosos y celebraciones comunitarias.
El proceso de elaboración del Pox es todo un arte, se selecciona cuidadosamente el maíz para luego ser cocido y molido hasta obtener una masa conocida como “nixtamal”, esta masa se fermenta con agua y se deja reposar durante unos días para permitir la acción de las levaduras naturales presentes en el aire, después de la fermentación, se destila y se obtiene un líquido alcohólico que se envejece en barricas de roble.
Actualmente, el Pox ha trascendido su significado ceremonial y se ha convertido en una bebida icónica de la región en el estado de Chiapas, además de su importancia cultural, se ha popularizado por su sabor exquisito y versatilidad, ya que puede disfrutarse solo, en cocteles o como base para diferentes bebidas.
Es importante destacar que el Pox ha a lo largo del tiempo, en la llegada de los españoles y la imposición de la cultura europea tuvo un impacto significativo en la producción y consumo de esta bebida, a pesar de ello, gracias a la perseverancia y el interés por preservar las tradiciones, el Pox ha logrado sobrevivir y mantenerse vigente hasta nuestros días.
El Pox es una bebida ancestral que ha resistido el paso del tiempo y se ha convertido en un ícono cultural de México, su origen en la civilización maya y su elaboración artesanal reflejan el legado histórico y la importancia de preservar las tradiciones
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